La vida cotidiana es entendida como los hechos que se experimentan
diariamente de manera tangible y evidente. Estos acontecimientos de la vida
cotidiana los convertimos en rutinas ordenadas y automáticas. La vida cotidiana
es una realidad construida e interpretada de antemano, ya que los seres humanos
poseemos la facultad para significar todos los acontecimientos y las cosas que
nos rodean.
El lenguaje juega un papel fundamental en la realización de los procesos
de interacción entre personas. De hecho, ninguno de ellos sería posible sin la
facultad humana para el lenguaje. El lenguaje representa esa parte “material” y
“procesual” de lo que hemos llamado la capacidad humana para significar o, lo
que es lo mismo, la capacidad humana para simbolizar.
El lenguaje verbal es una habilidad innata en el ser humano. Todos los
individuos, sea cual sea la comunidad a la que pertenezcan, hablan. El lenguaje
nos define como especie, está en la base de la construcción del grupo humano,
es la herramienta con la que llevamos a cabo la interacción con nuestros
semejantes.
Es a través del lenguaje que los conocimientos (los significados y las
interpretaciones de la vida cotidiana) se vuelven visibles, manipulables y, en
consecuencia, comunicables.
Diremos entonces que la vida cotidiana, por sobre todo, es vida con el
lenguaje que comparto con mis semejantes y por medio de él.
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